En personas de cualquier edad, la diarrea es un síntoma de que algo está fallando y debe de ser atendido. En personas adultas mayores, como en los bebés, la diarrea es algo que no debe dejarse mucho tiempo, ya que puede ocasionar la deshidratación en quien la padezca.

La diarrea indica que existen “alteraciones fisiológicas del intestino”[1], por lo que es muy importante atenderla y saber que puede ser ocasionada por alguna infección bacteriana; por haber consumido o consumir alguna medicina que la ocasione; por estar de viaje (se descompone con frecuencia la flora intestinal); por estrés o tensión psicológica, emocional (frecuente cuando se ingresa, por ejemplo, a un asilo o a una casa de retiro u hospital); por padecer colon irritable, que ocasiona diarrea crónica; por tener colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn; por estar asociada al “intestino corto, sobrecrecimiento bacteriano o déficit de lactasa”[2]; por padecer síndrome carcinoide; por tener una motilidad alterada (por razones neurológicas); o por abuso de laxantes.

De acuerdo con la misma fuente, las causas más frecuentes de diarrea en las personas adultas mayores son: “la polimedicación, la neoplasia y el impacto fecal (seudodiarrea), aspectos que deberán de tenerse muy en cuenta a tomar decisiones en la farmacia”.

Como en todos los casos, no obstante, cada persona tiene una fisiología particular y habrá que consultar a un profesional o a una profesional de la salud según el cuadro que vaya presentando cada paciente, su biografía médica y el contexto por el que esté atravesando.

NOTA IMPORTANTE: Recuerde que, si bien APRENDER A ENVEJECER aporta información de fuentes confiables, siempre recomendamos que consulte primero a su médica o médico de cabecera, y que evite automedicarse.


[1] https://www.elsevier.es/es-revista-farmacia-profesional-3-articulo-diarrea-el-anciano-13061905

[2] Ibid.

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