Las hijas y los hijos, generalmente procurados y cuidados por los padres cuando son infantes y jóvenes, no siempre muestran gratitud ni cariño hacia sus tutores cuando éstos envejecen.
La gratitud, de acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española, es[1]: “sentimiento que obliga a una persona a estimar el beneficio o favor que otra le ha hecho o ha querido hacer, y a corresponderle de alguna manera”.
Sin embargo, más allá de la gratitud, el buen trato, con amabilidad y calidez, respeto y dignidad a las personas adultas mayores, madres y padres, es una obligación a partir de los derechos humanos que todas y todos gozamos.
Cabe recordar que, independientemente de cómo sea la relación emocional y amorosa con las madres y los padres, son susceptibles a demanda quienes procedan en contra de la dignidad de las personas adultas mayores, aunque éstos sean sus propios padre y madre. Ejemplo de esto es que los despojen de sus bienes; los abandonen; los maltraten o no respeten su vida, y todo esto conlleva consecuencias jurídicas: no solamente se pueden hacer acreedores a ser desheredados, sino que se les puede consignar por la comisión de un delito.
Para consultar y asesorarse correctamente sobre qué hacer en caso de padecer abuso por parte de hijas e hijos, vale la pena consultar a las personas especializadas en este tipo de asistencia por parte del INAPAM. Así lo anuncia el propio sitio oficial de esta institución[2]:
…Si eres una persona adulta mayor de sesenta años con problemas de índole legal, acércate al Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM) para obtener asesoría jurídica, ya que nuestro objetivo es orientarte y darte a conocer los servicios que el Departamento de Asesoría Jurídica te ofrece en materia familiar, civil, de arrendamiento o en cualquier otro trámite administrativo…
[1] https://dle.rae.es/gratitud
[2] https://www.gob.mx/tramites/ficha/asesoria-legal-para-personas-adultas-mayores-en-el-inapam/INAPAM2007
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