De acuerdo con una investigación reciente de especialistas colombianos, las limitaciones funcionales se refieren a la disminución de la capacidad de “ejecutar tareas y actividades diarias típicas para mantener la independencia, como resultado de una alteración en la estructura o función anatómica, psicológica, fisiológica, emocional o mental […] El envejecimiento se asocia con afecciones en la capacidad funcional”[1].
Los problemas vinculados a estas limitaciones en personas adultas mayores, según la misma fuente, se vinculan con “el aumento en la prevalencia de caídas, tasa de mortalidad, depresión y disminución de la calidad de vida. Adicionalmente, este problema se incrementa en paralelo con la transición demográfica…”
Hay quien diferencia las limitaciones funcionales de la discapacidad así[2]:
… la limitación funcional implica restricciones en la habilidad de realizar actividades físicas usuales; en tanto que la discapacidad (disability) refiere a la dificultad o limitación en el desempeño de actividades en cualquier dominio…
Por lo pronto, hay que saber que se pueden hacer ejercicios teniendo limitaciones funcionales y son muy efectivos. Una de las recomendaciones para esto es, si se puede, de manera supervisada o en un ambiente controlado; caminar, nadar, hacer gerontogimnasia o pilates terapéutico.
Con el ejercicio “se puede llegar a disminuir e incluso evitar esos factores de riesgo y, por lo tanto, las limitaciones funcionales. Cualquier tipo de actividad física que la persona pueda realizar va a ser buena para mejorar su estado, y así evitar en un futuro tener alguna limitación funcional que le impida realizar su vida con normalidad”[3].
NOTA IMPORTANTE: Recuerde que, si bien APRENDER A ENVEJECER aporta información de fuentes confiables, siempre recomendamos que consulte primero a su médica o médico de cabecera, y que evite automedicarse.
Comments are closed.